Anciano en pena, o anciano afligido
Óleo sobre lienzo
81,0 x 65,0 cm.
Saint-Rémy, abril-mayo de 1890
F 702, JH 1967
Museo Kröller-Müller
«A las puertas de la eternidad» es una de las obras más icónicas de Vincent van Gogh, creada en el último año de su vida en 1890, poco antes de su muerte. En esta obra, Van Gogh retrata a un anciano sentado en una silla, con la cabeza inclinada hacia el suelo y las manos sobre las rodillas, en actitud reflexiva.
La pintura es un retrato psicológico de la vejez, la soledad y la reflexión. El hombre de la silla se encuentra en un estado de introspección profunda, como si estuviera meditando sobre su propia vida y su paso hacia la eternidad. La expresión cansada y pensativa del hombre sugiere que ha vivido una vida larga y ha experimentado muchas cosas, y ahora está reflexionando sobre su propia mortalidad.
Van Gogh utiliza una paleta de colores simple y pálida para crear una sensación de tristeza y melancolía en la pintura, que refleja la idea de la vejez y la muerte.
El título de la obra, «A las puertas de la eternidad«, sugiere que el hombre viejo está en el umbral de la muerte y se enfrenta a la inevitable transición hacia otro estado de existencia. En esta obra, Van Gogh transmite la idea de que la vida es breve y fugaz, y que la reflexión y la contemplación son esenciales para alcanzar la sabiduría y la comprensión.
La pintura de un anciano, sentado en una silla «A las puertas de la eternidad» es una obra emotiva y reflexiva que refleja la idea de la vejez, la muerte y la introspección. Esta obra es una de las más significativas de la carrera del artista, y muestra su habilidad para crear retratos psicológicos profundos y emotivos.