Autorretrato

Puntos de Identidad: El Autorretrato de Van Gogh de 1887 en el Instituto de Arte de Chicago

Óleo sobre cartón
42,0 x 33,7 cm.
París, Primavera, 1887
F 345, JH 1249

Instituto de Arte de Chicago

Vincent van Gogh, uno de los pintores más célebres del postimpresionismo, nos dejó una serie de autorretratos que nos permiten adentrarnos en su universo personal y estilístico. Uno de estos trabajos, realizado en 1887 y actualmente albergado en el Instituto de Arte de Chicago, es especialmente intrigante debido a su aplicación única del puntillismo.

En el año 1887, Van Gogh estaba en París, experimentando con las nuevas técnicas pictóricas que estaban surgiendo en ese momento. Fue en esta época cuando comenzó a experimentar con el puntillismo, una técnica asociada principalmente con Georges Seurat y Paul Signac. El puntillismo consiste en aplicar pequeños puntos de color puro sobre la tela, que luego se mezclan en la retina del espectador para producir la ilusión de colores mezclados.

En este autorretrato, Van Gogh no se limita a replicar el puntillismo de Seurat y Signac. En cambio, da un paso más allá, utilizándolo de manera distinta y personal. Aplica la técnica con mayor libertad y menos rigidez, fusionando los puntos de color con su característico trazo grueso y energético.

Van Gogh se retrata a sí mismo con una barba rojiza y una chaqueta de color marrón oscuro o granate. El fondo está compuesto por una serie de puntos multicolores que crean un efecto vibrante y lleno de energía, en marcado contraste con el tono más tranquilo y sereno del rostro del pintor.

El autorretrato de 1887 destaca la habilidad de Van Gogh para absorber las influencias artísticas de la época, pero a la vez la transforma para crear su propio estilo visual. Esta pintura demuestra su compromiso con la experimentación y la innovación artística, y su búsqueda constante de formas nuevas y emocionantes de capturar la luz, el color y la emoción.

Finalmente, este autorretrato es una declaración de identidad artística. Con su mirada directa y su paleta de colores vibrante, Van Gogh nos invita a ver el mundo a través de sus ojos, y a apreciar la belleza y la energía que encontró en los colores y formas de la vida cotidiana.