París, septiembre-octubre de 1887
óleo sobre lienzo, 41,9 cm x 30,1 cm
Museo Van Gogh, Amsterdam
Este autorretrato esquemático es un ejemplo del progreso asombrosamente rápido que hizo Van Gogh en París. La paleta veraniega y la pincelada suelta delatan la influencia de los impresionistas. La bata, el sombrero y el fondo constan de grandes áreas de color delineadas. El rostro y la barba se construyen con más detalle utilizando diferentes tonos.
Van Gogh practicaba la pintura de retratos. Como los modelos eran caros, compró un buen espejo y se usó a sí mismo. Más tarde le escribió a su hermano Theo: «porque si consigo pintar la coloración de mi propia cabeza, que no deja de presentar alguna dificultad, seguramente podré pintar las cabezas de los demás»
F 524, JH 1565