Óleo sobre lienzo
50,0 x 64,5 cm.
París: Otoño, 1887
F 374, JH 1338
Museo van Gogh, Ámsterdam
En el mundo del arte, la simplicidad no es un impedimento para la creatividad, y nadie lo demostró mejor que Vincent Van Gogh. En una de sus obras, el artista optó por una temática de lo más cotidiana: ajos y coles rojas. No obstante, su maestría para trabajar los contrastes de color transformó estos elementos sencillos en una pieza de arte extraordinaria.
En el análisis de esta obra, es fundamental tener en cuenta la mutabilidad de los colores a lo largo del tiempo. Con los años, el mantel que vemos en el bodegón, ahora de tonalidad azul grisácea, originalmente ostentaba un color púrpura. Este color generaba un contraste potente con el amarillo del ajo y el segmento superior derecho del fondo. Esta evolución cromática a lo largo del tiempo aporta una capa adicional de profundidad a la interpretación de la obra, poniendo en evidencia la sofisticada técnica y visión artística de Van Gogh.