La prestigiosa casa de subastas Sotheby’s se prepara para ofrecer al mundo una obra maestra de la historia del arte: el cuadro titulado «Jardín frente a la Granja Debray, también conocida como Casa con Girasoles» del reconocido pintor Vincent van Gogh. Este evento se llevará a cabo el 16 de mayo en la ciudad de Nueva York, y se espera que la subasta alcance un valor estimado entre los 20 y 30 millones de dólares.
La pintura en cuestión fue creada por Van Gogh durante el verano de 1887, en un jardín ubicado a pocos minutos a pie del apartamento que compartía con su hermano Theo en Montmartre. En el centro de la composición destacan unos imponentes girasoles, cuya altura aparenta superar la estatura de cualquier persona. Resulta interesante notar que, solo un año después, en Provenza, Van Gogh se dedicaría a pintar su famosa serie de bodegones de girasoles.
El cuadro representa el jardín de la casa de campo perteneciente a la familia Debray, quienes eran los dueños de los molinos de viento en la cima de Montmartre. Durante la época de Van Gogh, estos molinos se habían transformado en un centro de entretenimiento conocido como el Moulin de la Galette. Sin embargo, en su obra, el artista logra transmitir una sensación de refugio rústico a través de la representación del jardín de la granja. Aunque una fotografía de 1887 muestra la granja en la cima de una colina, con vistas a la expansión urbana de París, en dicha imagen no se aprecian los girasoles gigantes presentes en el cuadro de Van Gogh, lo cual sugiere que el artista se permitió ciertas licencias artísticas para crear una escena más bucólica.
La historia de este cuadro está marcada por eventos trascendentales. En 1937, Miriam Alexandrine de Rothschild, una importante coleccionista de arte y miembro de la familia de banqueros judíos franceses, adquirió el «Jardín frente a la Granja Debray». Sin embargo, poco antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial, temiendo por la seguridad de la obra, la colocó junto a otros tesoros artísticos en una caja de seguridad de un banco parisino y escapó a Suiza. Desafortunadamente, en diciembre de 1941, durante la ocupación alemana de Francia, los nazis confiscaron el cuadro y lo enviaron a Berlín, destinado a Hermann Göring, un alto funcionario del régimen nazi. Este último utilizó la pintura de Van Gogh, junto con otras 24 obras saqueadas, en un intercambio parcial por un cuadro de Rembrandt y dos alfombras.
Después de la guerra, Miriam de Rothschild inició una batalla legal para lograr la restitución del cuadro de Van Gogh. Finalmente, en 1948, los tribunales suizos ordenaron que la obra regresara a sus legítimos dueños.