Dos cangrejos

La pintura «Dos Cangrejos» de Vincent van Gogh, realizada en 1889, representa un notable ejemplo de las habilidades de van Gogh para la naturaleza muerta y su enfoque hacia la representación del mundo natural. Aunque es más conocido por sus vibrantes paisajes y autorretratos emotivos, las naturalezas muertas de van Gogh también ofrecen una valiosa visión de su enfoque único y evolutivo hacia la pintura.

«Dos Cangrejos» es una pintura al óleo sobre lienzo que muestra, como su nombre indica, dos cangrejos, uno en la parte superior del lienzo dado vuelta y el otro en la parte inferior, ambos sobre un fondo verdoso. La pintura, se cree, que fue realizada tras su alta hospitalaria de Saint-Paul-de-Mausole en Saint-Rémy-de-Provence, después de sufrir una serie de colapsos mentales.

Van Gogh ha representado los cangrejos con gran detalle, enfocándose en la precisión y el realismo. La paleta de colores utilizada es relativamente limitada, pero van Gogh ha utilizado con maestría diferentes tonos y matices para dar vida a los cangrejos y captar su textura y coloración natural. Las pinceladas son firmes y seguras, lo que da a los cangrejos una sensación de solidez y tridimensionalidad.

Aunque a primera vista «Dos Cangrejos» puede parecer una simple naturaleza muerta, la elección de los sujetos y la forma en que están representados puede tener un significado más profundo. Los cangrejos, con su movimiento lateral y su habilidad para moverse tanto hacia adelante como hacia atrás, a menudo se han utilizado en el arte y la literatura como símbolos de la dualidad y la complejidad de la vida. Además, el hecho de que uno de los cangrejos esté muerto (o dado vuelta), mientras que el otro parece estar vivo puede interpretarse como una reflexión sobre la vida y la muerte, temas que van Gogh a menudo exploraba en su arte.

«Dos Cangrejos» es también notable por su conexión con la obra del famoso pintor japonés Hokusai. Antes de pintar «Dos Cangrejos», van Gogh hizo una copia de la famosa impresión de Hokusai «Cangrejo en una ola». Van Gogh era un admirador de la estampa japonesa y se inspiró en ella para su propia obra, incorporando sus características estilísticas y temáticas.

Óleo sobre lienzo

47 x 61 cm. 

Año 1889

F 606, JH 1662

Galería Nacional de Londres