En Nuenen, durante el periodo de 1884-1885, Vincent van Gogh dedicó su energía y talento a retratar la vida cotidiana y las dificultades de los campesinos locales. Durante este tiempo, creó una serie de obras preparatorias que se convertirían en la base para su obra maestra, «Los comedores de patatas«.
Van Gogh sumergió su paleta en los tonos oscuros de la tierra y los rostros curtidos por el trabajo de los campesinos. Pintó a las mujeres pelando patatas, retratos íntimos de la labor diaria que precederían a la escena más amplia de «Los comedores de patatas«. Estas mujeres, inmersas en su trabajo, nos ofrecen un vistazo a la esencia de la vida campesina que Van Gogh se esforzó por capturar.
Las «cabezas de hombres» que Van Gogh pintó durante este período revelan una mirada profunda a la humanidad de sus sujetos. Estos retratos de campesinos destacan por su realismo crudo y por la fuerza emocional que exudan, anticipando la tensión emotiva que impregnaría su obra maestra.
Las «mujeres sentadas» también forman parte de esta serie de estudios. Van Gogh las pintó en sus momentos de descanso, retratándolas en una pausa dentro de su arduo trabajo diario. Estos retratos evidencian la dignidad y la resistencia de las trabajadoras del campo, un tema que repetiría en «Los comedores de patatas».
Estas obras preparatorias en Nuenen muestran cómo Van Gogh utilizó la pintura para documentar y explorar la vida de la clase trabajadora. En cada retrato y cada escena, Van Gogh se acercó un paso más a la creación de «Los comedores de patatas«, una obra que sigue siendo una de las más célebres y conmovedoras representaciones de la vida campesina en la historia del arte.