Cuando Van Gogh dejó París para trasladare a Arlés fue en busca de la luz y el color del Mediterráneo, intentando encontrar su «Japón del sur». Al llegar, en febrero de 1888, el invierno no había acabado, pero la primavera no tardó en aparecer, mostrándonos en los lienzos de los meses de abril y mayo la floración de los árboles de los alrededores.
Óleo sobre lienzo
72 x 58 cm.
Año: 1888