El grito

«El grito» es la obra más famosa de Edvard Munch, representando una figura andrógina bajo un cielo rojo sangre, capturando la angustia existencial y la desesperación humana. Munch creó cuatro versiones principales entre 1893 y 1910, incluyendo dos pinturas, una pastel y una litografía, cada una con características únicas y ubicaciones actuales en la Galería Nacional de Noruega, el Museo Munch, y colecciones privadas. Inspirado por una experiencia personal que describió en su diario en 1892, «El grito» sigue siendo un símbolo perdurable de la ansiedad moderna y un testimonio del impacto duradero de Munch en el arte y la cultura.

«El grito» es sin duda la obra más famosa del pintor noruego Edvard Munch. Esta icónica imagen, que representa una figura andrógina bajo un cielo rojo sangre, con un gesto de desesperación y angustia existencial, ha llegado a simbolizar la ansiedad y el pánico de la condición humana. Sin embargo, lo que muchos no saben es que Munch creó varias versiones de esta obra, cada una con sus propias características.

Las Diferentes Versiones de «El grito»

Munch realizó cuatro versiones principales de «El grito» entre 1893 y 1910. Estas versiones incluyen dos pinturas, una pastel y una litografía, cada una aportando una perspectiva única sobre el mismo tema de angustia y desesperación.

  1. La Versión de 1893 (Óleo, temple y pastel sobre cartón):
    • Ubicación: Galería Nacional de Noruega, Oslo.
    • Características: Esta es la versión más conocida y a menudo referida como la obra maestra original. Muestra una figura en primer plano sobre un puente, con un cielo ardiente en el fondo. La figura parece emitir un grito de angustia mientras dos personas, al fondo, se alejan.
  2. La Versión de 1893 (Pastel sobre cartón):
    • Ubicación: Museo Munch, Oslo.
    • Características: Muy similar a la versión en la Galería Nacional, esta versión en pastel muestra una técnica diferente, pero la misma intensidad emocional y el fondo rojo dramático.
  3. La Versión de 1895 (Pastel sobre cartón):
    • Ubicación: Colección privada.
    • Características: Esta versión fue vendida en una subasta en Sotheby’s en 2012 por casi 120 millones de dólares, convirtiéndose en una de las obras de arte más caras jamás vendidas. Presenta colores más vivos y un marco de texto poético escrito por Munch en el margen.
  4. La Versión que realizó probablemente en 1910 (Óleo sobre cartón):
    • Ubicación: Museo Munch, Oslo.
    • Características: Esta versión, también en el Museo Munch, tiene diferencias sutiles en los colores y la textura en comparación con las versiones anteriores, reflejando la evolución de la técnica de Munch.
El Grito (1893) Óleo, temple y pastel sobre cartón , 91 cm × 73,5 cm Galería Nacional de Noruega, Oslo
El grito (1893), pastel sobre cartón, 74 × 56 cm, Museo Munch de Oslo
El grito (1895), pastel sobre cartón, 79 × 59 cm, colección particular
El grito (posiblemente 1910) Temple y óleo sobre cartón

La Litografía de «El grito» (1895):

  • Ubicación: Varios museos y colecciones privadas.
  • Características: Munch también creó una litografía de «El grito», permitiendo que la imagen se reprodujera en múltiples copias. Estas versiones en blanco y negro siguen siendo muy valoradas y se encuentran en diversas colecciones alrededor del mundo.
Versión litográfica del cuadro aparecida en La Revue Blanche en 1895

Inspiración y Contexto

El propio Edvard Munch dejó escrito en su diario hacia 1892, pudiendo ofrecer una visión íntima del posible origen de esta obra maestra. Escribió:

Paseaba por un sendero con dos amigos; el sol se puso. De repente, el cielo se tiñó de rojo sangre, me detuve y me apoyé en una valla muerto de cansancio: sangre y lenguas de fuego acechaban sobre el azul oscuro del fiordo y de la ciudad. Mis amigos continuaron y yo me quedé quieto, temblando de ansiedad. Sentí un grito infinito que atravesaba la naturaleza.

Estas palabras capturan la intensidad emocional y la experiencia personal que Munch vertió en su obra, reflejando la profunda conexión entre el artista y la naturaleza.

«El grito» no solo es una obra maestra del arte expresionista, sino también una representación icónica de la condición humana. El uso innovador del color, la distorsión de la forma y la intensidad emocional han hecho de esta obra un símbolo perdurable de la ansiedad moderna. Las diferentes versiones de «El grito» permiten a los espectadores ver la evolución del pensamiento y la técnica de Munch, ofreciendo una visión más completa de su genio artístico.

Las varias versiones de «El grito» de Edvard Munch no solo destacan la obsesión del artista con el tema de la angustia, sino también su capacidad para experimentar y evolucionar dentro de su propio estilo. Hoy, estas obras están repartidas entre museos y colecciones privadas, pero juntas conforman un testimonio del impacto duradero de Munch en el arte y la cultura. «El grito» sigue siendo una de las imágenes más reconocibles y emocionalmente resonantes en la historia del arte.