Gustave Courbet fue uno de los artistas más importantes del siglo XIX en Francia. Considerado como uno de los pioneros del movimiento realista, su obra destacó por su rechazo a la idealización de la realidad y su búsqueda por retratar la verdad tal y como era. Una de sus obras más conocidas es «Cortesanas al borde del Sena», pintada en 1856.
La obra retrata a dos mujeres, posiblemente prostitutas, sentadas en el borde del río Sena en París. Una de ellas está de perfil y parece estar mirando hacia el agua, mientras que la otra está sentada de frente al espectador, con una expresión tranquila en su rostro. Courbet retrata a las mujeres con un estilo realista, utilizando una paleta de colores oscuros y sombríos.
En la época en que se pintó la obra, la prostitución era una parte común de la vida en París, y muchos artistas de la época retrataron a cortesanas en sus obras. Sin embargo, la obra de Courbet se destaca por su enfoque realista y su rechazo a la idealización de la figura femenina.
La obra también ha sido interpretada como una crítica a la sociedad francesa de la época, en la que las mujeres no tenían las mismas oportunidades que los hombres y eran frecuentemente explotadas. Courbet, que era conocido por su activismo político, utilizó su obra como una forma de expresar sus opiniones sobre la sociedad.
Además de su significado social y político, «Cortesanas al borde del Sena» es también una obra de gran valor estético. La composición de la obra es cuidadosa y equilibrada, y Courbet utiliza hábilmente la luz y la sombra para crear un efecto de profundidad y realismo.
«Cortesanas al borde del Sena» es una obra importante en la carrera de Gustave Courbet y en la historia del arte francés del siglo XIX. Con su enfoque realista y su crítica social implícita, la obra sigue siendo relevante en la actualidad como una expresión del compromiso del artista con la verdad y la justicia social.