Paul Signac y Vincent van Gogh

Vincent van Gogh y Paul Signac se conocieron en París en 1886, y aunque nunca fueron amigos cercanos, mantenían una relación cordial y respetuosa. Signac era uno de los principales exponentes del movimiento neoimpresionista, y compartía con Van Gogh un interés por la teoría del color y la ciencia de la óptica.

Van Gogh admiraba el trabajo de Signac y otros artistas neoimpresionistas, y en sus cartas mencionaba la posibilidad de trabajar con ellos en algún momento. Además, Van Gogh le envió algunas de sus propias pinturas a Signac en algunas ocasiones, como un gesto de amistad y admiración.

Sin embargo, a pesar de su mutuo respeto, Van Gogh y Signac tenían estilos de pintura muy diferentes. Mientras que Van Gogh prefería la técnica del trazo grueso y emotivo, Signac se adhirió a un enfoque más metódico y teórico. La relación entre los dos artistas fue, en última instancia, una de admiración mutua y respeto, pero no fue lo suficientemente cercana como para que influyera significativamente en su arte o su vida personal.